Mi primera orgia homosexual con diez hombres en la cárcel

Desde chico siempre tomaba las medias pantys de mamá y me las ponía mientras me miraba al espejo, nunca fui afeminado pero si quería ser una chica; sentir como un hombre me tomaba por detrás y me penetraba fuertemente. Luego de ponerme sus vestidos, tomaba su desodorante y me lo metía en el culo mientras masturbaba mi polla. Eso lo hice hasta que pude irme a un instituto cristiano donde conocí a un sacerdote que me llevaba al confesionario para ayudarlo a hacer la limpieza. Cuando estábamos solo me follaba y hacia que le chupara la polla.

Me daba mucho placer estar con él hasta que terminaron los cinco años de estudios y me tuve que mudar a la ciudad. Pero mi fascinación por vestirme de mujer no había pasado. Me afeitaba todas las piernas, siempre llevaba medias pantys como las de mamá y bragas de mujer. Un día fui a un partido de mi equipo de futbol favorito, cuando en medio tiempo se formó una pelea; decidí participar y en el alboroto, llego la policía y termine en una celda de prisión con unos 10 hombres.

Ellos eran todos rudos y muchos tenían tatuajes, yo solo pensaba que a la hora de ir al baño, todos iban a notar que llevaba medias y ropa interior de mujer. Pero en la madrugada aproveche de hacerlo cuando pensaba que todos estaban dormidos y sin darme cuenta cuando intentaba orinar, uno de ellos me tomo por la espalada y tapo mi boca. Sentí un poco de miedo porque pensé que me iban a lastimar, pero lo que hizo fue ponerme su polla muy dura sobre mi espalada. Entonces supe que solo me quería follar. Baje mis pantaletas de mujer para abrirme mejor las nalgas y me la metiera rápidamente dentro del culo antes que otros se dieran cuenta.

Pero parece que tenía mucho tiempo allí porque apenas me la metió, se corrió muy rápido. La saco para dejar caer su semen sobre mi espalda y ni tiempo tuve de girarme para que la echara en mi boca. En ese momento vi que ya la mayoría estaba despertando, algunos ya estaba haciendo fila para follarme. Entonces camine hacia el centro del celda, me puse a cuatro patas para que algunos pudieran meterme su polla en la boca mientras otro me penetraban el culo y así pasaron muchas horas.

Jamás me habían follado tanto en mi vida y creo que jamás pasara, pero pude eyacular tres veces ese día y sin siquiera tuve que tocarme la polla. Aún recuerdo al hombre rubio con porte de irlandés que tenía una verga muy hermosa; a él se la chupe mucho y lo hice correrse dentro de mi boca dos veces. Me quede enganchado con si pito muy blanco, lástima que no le dio oportunidad de metérmela por detrás.

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