Desde chicos estamos juntos, en el colegio nos conocimos y desde el primer día, no nos separamos para nada. Nuestros padres no sospechan que somos homosexuales y tampoco creemos que sea el momento para que sepan que somos novios. Era de esperarse que esto pasara, al menos así lo creemos nosotros, porque nuestro lazo fue muy fuerte desde el primer momento que nos vimos.
Teníamos 10 años y coincidimos en el colegio, era el primer día de clases y Ricardo se sentó junto a mí. A los minutos ya estábamos compartiendo los creyones y desde ese día, no nos separamos para nada. Compartimos la merienda y los fines de semanas nuestros padres nos llevaban de paseo a algún lugar, pero siempre juntos. Para ellos, solo somos dos chicos con un lazo de hermandad muy fuerte, pero no tienen idea de que sentimos amor y atracción sexual el uno por el otro. Nosotros tampoco sabíamos, o no estábamos seguros hasta el día que salió Call of Duty Modern Warfare, mi padre me lo compro primero y Ricardo fue a mi casa para quedarse a jugar toda la noche. Pero había que bajar una actualización muy pesada para empezar a jugar y eso hizo que nos tiráramos a la cama en mi habitación a hablar tonterías mientras terminaba de bajarse todo.
Entonces fue cuando yo empecé a bromear con Ricardo diciéndole que primero le crecía la polla antes que terminara de bajar el juego. Él, un poco avergonzado, decía que ya la tenía grande, incluso más grande que la mía. Pero propuse un juego que lo cambio todo: el que la tuviera más pequeña, se la tenía que chupar al otro. Y así fue como empezó todo entre nosotros. Siempre supe que me gustaba, desde ese día en el campamento que nos besamos por primera vez, pero solo habían sido besos, nada más. Esa noche en mi habitación perdí la apuesta, mi chico tiene la polla más grande que yo me toco chupársela un ratito. Fue muy rico y también se corrió muy rápido en mi boca. Luego él hizo lo mismo conmigo, yo tarde más en correrme y él se tragó el poquito semen que pudo sacarme.
Luego nos pusimos a besarnos mientras seguíamos acostados en la cama. Cerramos los ojos y nos besamos por mucho rato, hasta que Ricardo deja de besarme y me pregunta: “¿Danny, quieres que seamos novios?” – Y claro que le dije que sí. Siempre hemos estado enamorados solo que éramos muy chicos para saberlo. Ahora ya podemos estar juntos aunque nuestros padres crean que solo somos amigos. Esa misma noche nos quitamos toda la ropa y mientras nos seguíamos besando, nos tocábamos nuestros cuerpos. Yo trate de meterle el dedo en el culo pero le dolía un poco, él hizo lo mismo conmigo pero a mí si me lo pudo meter; mientras metía su lengua en mi boca, tenía su dedo metido en mi culo y eso se sentía muy rico.
Esa fue la primera vez que tuvimos sexo. Ahora siempre se queda en mi casa o yo me quedo en la suya, follamos y nos besamos muchos. Pero luego cada uno se pasa para su cama para que nadie sospeche que somos homosexuales. Llegará el momento que podamos decirle a todos que estamos enamorados, pero por ahora, es nuestro secreto.
