Mi habitación estuvo siempre arriba de la casa, era como el almacén donde se guardaban cosas convertida en una alcoba. Eso hacía que estuviera alejado de los otros de la casa y era muy silencioso por las noches. Para la mayoría de las pequeñas podía ser aterrador pero para mí era genial, tenía toda la paz que deseaba tener y todo quedaba muy oscuro al apagar las luces.
Cuando crecí y empecé a masturbarse y se puso mejor, porque ese silencio evitaba que cualquier cosa que me interrumpiera; adoraba esa alcoba en la casa de mis padres. Pero ahora estoy casada y al principio, no encontraba la forma de compaginar sexualmente con el que ahora es mi esposo. No fue porque era virgen, tuve mucho sexo en la universidad con algunos chicos y aunque fue satisfactorio, era solo sexo casual. Nada de empatía emocional y luego de acabar, cada uno por su lado.
Pero con mi pareja paso que me distraía mucho mientras me estaba follando. Eso hacía que fuera imposible que yo tuviera un orgasmo y poco a poco la relación se fue volviendo un poco difícil de llevar. Estaba pensando que no era el hombre indicado y que tal vez había sido un error haberme casado con él. Pero un día todo cambio de una forma muy extraña.
Porque tuvimos una pelea fuerte y él se fue de la casa a tomar con sus amigos y volvió muy borracho. Yo ya estaba dormida y algo ebria también porque había tomado algunas copas de vino mientras estaba sola. Tenía un sueño profundo y de pronto empecé a soñar que me estaban penetrando. Entre dormida y despierta se empezaba a sentir como un sueño húmedo y tener todas las luces apagadas no me hacía caer en cuanta que realmente estaba pasando.
Pero justo en el momento, antes de estar consiente que mi marido tenía su polla dentro de mi coño, empecé a tener un orgasmo y lo apreté muy fuerte para que me la siguiera metiendo. Luego me seguí moviendo porque hace meses que no tenía un orgasmo, se había abierto el grifo y ya no quería que parara hasta que yo me quitara las ganas. Ni siquiera deje que levantara la cabeza, lo tome por la cintura y apretaba sus nalgas para que no parara de follar; el alcohol ayudo mucho que aguantara mucho sin correrse mientras yo disfrutaba una buena follada que hace mucho que no la tenía.
Esa noche descubrí que me gusta que mi esposo me sorprenda penetrándome mientras estoy dormida. Si esta borracho mucho mejor porque aguanta más sin correrse y yo puedo disfrutar mucho más. Ahora todos los viernes se va con sus amigos y yo me quedo en casa tomando algunas copas para dormir profundamente y que cuando abra los ojos, ya mi marido este dentro de mí haciéndome el amor. Nuestra relación mejoro mucho y ahora estoy convencida que es el amor de mi vida.