Follando en la ducha con mi nuevo compañero de trabajo

Trabajo en una fábrica donde me toca hacer turno nocturno, si quieres completar el mes, debes trabajar extra. Todo era muy aburrido hasta que un día llego Mario, mi nuevo compañero de trabajo. Solo estábamos 5 personas en ese turno: yo y 4 mujeres. Pero con el nuevo compañero, ya seriamos 6. A mis 30 años ya había tenido muchos amantes, había pasado la etapa promiscua y estaba empezando una relación formal con mi novio David. Todo iba genial hasta ese día.

Mario era un hombre maduro de unos 50 años más o menos. Cabello muy blanco por sus canas y una expresión muy seria con respecto a todo. Era muy educado y además atento con las mujeres que estaban con nosotros en el turno nocturno. Pero nunca vi que intentara echar una mirada de esas que echan los hombres cuando le gustan las mujeres. Confieso que me parecía atractivo, pero no sabía si era gay como yo y me daba miedo tomar la iniciativa.

Hasta ese día que no sé qué me pasó y decidí tomar una ducha antes de salir de la fábrica. Era un baño para empleados, igual a los baños públicos donde hay muchas duchas. Debías llevar tus cosas como paños y jabón. Pero sí había notado que Mario se duchaba antes de irse, entonces me atreví a hacerlo también y poder echar un ojo más allá.

Y todo empezó a pasar muy rápido como si en una fantasía sexual estuviera. Aunque por fuera no quería serle infiel a David, por dentro no podía negar que sentía mucha curiosidad por Mario. Un hombre que me atraía mucho. Entré al baño y luego de quitarme la ropa, empiezo a ducharme. Mario estaba dos cubículos alejado de mí y ya había adelantado. Empecé a conversar sobre lo duro del trabajo y me siguió el hilo. Pero cuando vi que salió, también lo hice yo para estar cerca de él cuando se estuviera cambiando.

Y todo me salió perfecto, Estábamos sentados medio desnudos conversando cosas del trabajo. Yo trataba de no mirarlo directamente, pero él se levantó y dándome la espalda, se quitó su toalla. Quedo complementa desnudo y podía verle sus nalgas. Una piel morena muy apetitosa y una espalda con algunos pocos músculos que definitivamente quería besar. Empezó secar su entre pierna y seguía hablando como si nada, yo solo asentía y evitaba mirar, hasta que se puso frente a mí y su pene estaba apenas a un metro de distancia. Ya en ese punto sentía que no debía seguir mirando porque no iba a aguantar la tentación.

Pero Mario sabía lo que estaba haciendo, al darse vuelta empezó a tocar su polla y me miraba, yo no quería hacer contacto visual pero me fue imposible. Tuve que mirarlo; tuve que ver si era una oferta de sexo o simplemente era otra cosa. Entonces, cuando con una mano agarraba su polla y con la otra tocaba sus tetillas, supe que ese día iba probar la verga de un hombre maduro. Aunque me temblaban las piernas y las manos de los nervios, me acerque a él mirando su verga con deseo. Él también se acercó a mí hasta que tenía su pene en mi boca. Se la empecé a chupar mientras suspiraba muy fuerte. Tomaba sus nalgas con mis manos y él acariciaba mi cabeza con mucho cariño.

Así pasamos un rato hasta que Mario despego mi cabeza e hizo que me acostara sobre el banco del baño para meter su verga en mi boca y también chupar la mía. Hicimos un 69 por unos minutos y toda su verga entraba completa en mi boca. Luego que de un rato, se levantó e hizo que me pusiera a cuatro patas para chuparme el culo. Su lengua me puso tan caliente que lo único que quería era ser penetrado por ese hombre. Estaba muy caliente y mi culito se abría solo hasta que me la metió. Entro muy suavemente con toda la saliva que tenia de su boca. Cuando empezó a clavarme, me corrí muy rápido pero todavía la tenía muy dura. Después de un rato, la saco y se dirigió a mi boca para echarme toda su leche en la cara.

Luego se voltio y se acostó sobre el banco, invitándome a que lo penetrara. Despues de darle una lamida anal, se la metí y entro muy suavemente. Lo penetre un rato con mucha fuerza mientras besaba su cuello y disfrutaba de sus gemidos. Él con sus manos apretaba mies piernas como podía, yo lo follaba hasta que me vine dentro de su culo. Me quede detrás de él besando su cuello hasta que mi verga ya estaba blanda y ambos fuimos nuevamente hasta la ducha para limpiarnos. Pero estaba vez junto. Mientras el agua caía sobre nuestros cuerpos, no parábamos de besarnos. Luego de secarnos y vestirnos, salimos del baño y seguimos caminando hacia la salida de le empresa. Nos despedimos con un apretón de mano y cada uno se fue a su casa.

Mario estuvo en la empresa por seis meses, pero puedo decir que fue una de las aventuras más lindas que he tenido. Nunca olvidare lo delicioso que era besarlo y aunque ahora vivo una vida feliz en pareja con David, no puedo negar que jamás olvidaré las caricias y los besos de Mario.

3.793 Veces leído

Sigue leyendo más historias excitantes:

Deja un comentario