Entregando el paquete a una madura cachonda

Luego de graduarme tuve que pagar la universidad y no era opción un trabajo a tiempo completo. Habría querido quedar para el equipo de natación pero las becas en ese deporte son limitadas, sin embargo seguí entrenando porque quería hacer una carrera profesional como nadador. Lo mejor que pude conseguir fue como repartidor; una aplicación me avisaba donde tenía que ir y lo que tenía que recoger para entregárselo a alguien. En todas partes del mundo hay una aplicación de ese tipo.

Pero luego de unos meses de trabajo y mala paga, me toca ir a un complejo de apartamentos donde vivía una señora de más o menos unos 60 años. La primera vez que fui tuve que entregarle un pedido de comida china; tuve que ir rápido para que llegara caliente y además con cuidado para no mover mucho la bebida gaseosa. Pero al llegar, mi sorpresa fue una buena propina además de pedazo de pastel de manzana.

Me pareció un gran gesto, pero no me pareció muy extraño ya que muchas personas mayores tienden a ser muy amables con los chavales; tal vez les recordamos a los nietos o hijos. Lo que siguió fueron uno o dos pedidos a la semana en los que siempre me hacía pasar, ponía la mano sobre mis hombros y mientras comentaba cosas sobre lo guapo y atractivo que yo era, para luego darme dinero y algún dulce que pudo haber hecho anteriormente.

Hasta que un día llego muy temprano a su casa, era eso de las nueve de la mañana y ella parecía que hace mucho rato que estaba despierta. Me hace pasar y noto rápidamente que tenía una bata de dormir de una tela muy parecida a la de las toallas de baño. Me pidió que me sentara en el mueble y me pregunto si había desayunado. Le respondí que no y me dijo que ya me iba a dar algo. Yo pensé que se refería a alguno de esos dulces que siempre me daba para llevar pero al verla prender una hornilla de la cocina, supuse que se disponía a cocinar.

Sentí un poco de vergüenza pero también entendí que sería mucho más incómodo despreciar su gesto. Así que solo me quede sentado mientras ella ponía unos panes sobre una plancha de la cocina y sacaba algunos quesos de la nevera. Luego de hacer un sándwich, me lo lleva al sofá junto con un vaso de jugo. Pude notar que su bata estaba un poco abierta e intente mirar para otro lado y no ver sus partes.

Mientras recogía las cosas que uso yo comía, cuando ella termino yo también había terminado y antes de levantarme se sentó a mi lado y me empezó a preguntar por mis estudios y como iba mi economía. Le respondí honestamente: que tenía que trabajar muy duro para pagar mis estudios, pero que me sentía orgulloso de hacerlo porque podía conocer gente en mi trabajo mientras terminaba mi carrera.

En ese momento ella pone su mano sobre mi pierna y me empieza a explicar algo sobre las oportunidades y como no se deben dejar pasar. Yo miraba de frente y al piso como un buen chaval escuchando un consejo, cuando ella me dice que me puede ayudar si hago algo por ella. Es cuando miro su rostro porque no entendía y ya su bata estaba casi abierta con totalidad. Sus tetas se podían ver y aunque su rostro dejaba en evidencia que era una vieja, tengo que decir que sus tetas estaban bien. No lo podía creer, todo paso muy rápido luego que ella noto mi impresión al verle sus tetas.

Entonces puso la mano sobre mi polla y antes de querer decir que no, ya la tenía dura. Parece que hizo alguna especie de magia o truco ancestral que hizo que con unos segundos, ya yo tuviera la polla dura y en ese momento la vieja me tenía en sus manos. Me estaba chupando el pene y yo no podía dejar de apretar sus nalgas. Luego se acostó sobre el sofá completamente desnuda y me monte sobre ella a penetrarla con muchas ganas. Me corrí dos veces dentro de ella y se sintió muy bien.

Correrte dentro de una mujer sin pensar si se está cuidando o no, es algo muy satisfactorio; ella ya no podía preñarse. Luego de lavarme para irme, me dio unos billetes y por los siguientes tres años que duro mi carrera, seguí trabajando como repartidor y le entregaba el paquete al menos dos veces a la semana. Follábamos y me ayudaba con mis gastos. No era mucho pero si puedo decir que el sexo fue muy bueno y el dinero me ayudo.

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